Ya quemé todas mis pertenencias en la hoguera,
¿no me viste incendiada, quemando también las paredes
de aquello que habité que creí ser yo?
Ahora hay una explanada, una carretera vacía para juntos avanzar.
Arden los fuegos a nuestras espaldas, un desierto abrasado que pronto,
muy pronto,
dejará de doler.